domingo, 9 de noviembre de 2008

ZA ZEN

Sentarme en el cojín colocando el pie derecho sobre la muslo izquierdo, medio loto.
Gooonnnggggggggggggggg
Respirar hacia abajo donde está la cavidad del estomago y la pelvis. Algo hay ahí. Algo hay de mí mucho más que aquí arriba donde pienso. Algo que está ahí, vivo, y que solamente en zazen se nota. Bueno a veces se siente en un coche, o cuando camino sin pensar nada que me inquiete. En un autobús se suele dar más que en un coche. Pero donde más se percibe es en zazen. Debería percibirlo en cada dia con la misma frecuencia de cuando me siento en zen, y tener más conciencia de ese yo solido instalado allí en la cavidad del Hara sobre todo ahora que vuelvo a Europa. Europa en crisis.. Cuando me fui se hablaba de una crisis, y la nombraban como el hombre del tiempo cuando anuncia tormenta. Pero hoy las noticas son gordas. La tormenta debe haber estallado. Gente despedida de los trabajos, gente en la calle, gente sin casa. Gente arrebujada en una manifestación, levantando pancartas con los ojos mirando hacia el suelo, y en la manifestación piensan si estamso unidos vamos a vencer. La utopía de siempre.
Respirar, expirar hacia el fondo de uno mismo, y al estar meramente ahí los pájaros de afuera se escuchan con esa claridad de tonos que combinan con el viento en las ramas. Hay un pájaro que canta desde lejos la misma canción, como si cumpliera su propia monotonía de pájaro cada mañana. ¿Estará todo medido en el universo? El movimiento del pájaro, los tigres, los elefantes, las tormentas, los tsunamis, el movimiento de los humanos como lo asegura el concepto de “Lila” el juego de Dios. ¿O será el juego de unos pocos millonarios?, que quieren hacerse con el timón de la tierra como lo están revelando esas películas que corren por vía subterránea en Internet. La crisis orquestada para lograr un estado policial, patadas en las puertas, trenes cargados de gente rumbo a cualquier muerte. Cuatro Big Brothers toman el mando del mundo entero y nos vigilan con ojos pegados en cada pared de las ciudades, de los pueblos, hasta ojos en los árboles, en la tierra, en las piedras.
Respirar, sentir el cuerpo en la respiración, sentir como se desliza la expiración que toma conciencia de las piernas, de todo esto que esta aquí respirando. No hay ahora sin aquí, el aquí es primordial para que surja el ahora. (Cómo se me fue la bola) ¡Esta bien, esta bien!, la bola es parte del zazen. Mirar los pensamientos como van y vuelven. Como son de estúpidos a veces porque a mí la crisis mucho no me, no me… es que nací en bancarrota y de ese modo me voy a ir. Pero el personal, madre mía que pesadilla ver esas caras que se desesperan y deliran y el humor se arruga hasta podrirse, y van todos apelmazados en una caja de frutas donde se pudren juntos para protegerse, ¡y el olor! ¡el olor del miedo! Que apesta a miedo.
¡Bueno José ya!, ¡joder!, ¡no te pases!
Expirar, respirar tranquilo, dejar que la respiración respire, que el cuerpo respire mientras lo observamos como se observa a un niño jugando, y dejar que la bola pase, se vaya y vuelva, y hablando de volver, tengo ya ganas de volver, de subirme al gran avión que va a volar por todos los mares y montañas, pasará a diez mil metros de una aldea de iraníes que comen arroz con salsa picante mientras a mi me sirven pollo con patas en el avión. Volver, sentir que cambian los colores de la India por el gris limpio de Barcelona. Comer un croissant mojándolo en el café con leche mientras leo el periódico, ver los ciudadanos abrigados que corren urgentes al trabajo. Caminar libre oteando los balcones modernistas, el reflejo de los arboles en los cristales de las tiendas, y sentir ese silencio comparado con el ruido de la India. Aunque… la verdad… esta vez no sentí tanto ruido como en otros años. Será porque una vez que despedí el grupo me vine aquí, a este lugar rodeado de bosques y de valles, y me me quedé dos meses haciendo esto, solo esto, respirar hacia abajo, y sentirme en el centro donde se unen todos los centros, algo parecido a la luna cuando marca su línea en el lago y se la puede ver desde cualquier orilla. Ah, también estuve escribiendo, que es otra forma de respirar, de soltar la bola para que ruede hacia donde le dé la gana.
El cuerpo se acostumbró a despertarse a las cinco cada madrugada, a ver el cambio de la noche al amanecer en esas estrellas que huyen hacia las sombras de los pinos, en esa claridad que alumbra al otro lado de las hojas de los eucaliptos. Y escuchar el Gonggggg, viendo como entran los otros en silencio. Viéndome entrar, verme saludar a la imagen del Buda, y sentarme en el cojín colocando el pie derecho sobre el muslo izquierdo, medio loto.
¿Qué carajo voy a hacer cuando llegue a Europa?
Goppngggggggggggggg

respirar, respirar.


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3 comentarios:

mirella dijo...

A quien madruga dios no le ayuda. dios este pequeño dios insignificante cuyo unico afan es la busqueda de sus esclavos.
Pero a quien no madruga pero despierta, acompañado de aquello que se denomino naturaleza, vida, encuentro, despertar...aurora...
¿Es esclavo de la vida? pero estoy segura de una cosa. no es una vida de esclavo.
El silencio toca a su fin los gonggs, los bordones llaman al despertar de los sentidos. reunamanos pues todos, a su llamada.

Jorge Kelson dijo...

¡bienvenido!

eralamaga dijo...

hola jose!!!!!!!!!!!!!!!
te encontre!!! despues de tanto tiempo!! q bueno, ahora en cuanto tenga mas tiempo voy a leerme todo tu blog. te mando un beso desde las sierras cordobesas, Lucia