El encuentro debe ser en la sala
En ese espacio que el sol lo niega.
Ese suelo eternamente nublado
Ese patio con plantas ocupadas por el silencio.
El encuentro ha de estar preparado
Con riguroso secreto
Puede ser a la mañana o a la tarde, nunca al mediodía.
Todo ha de estar limpio, con cierto sentido
del amor a la nada.
Con aire de bosque lejano
recorriendo la piel.
El encuentro es con el otro.
Aquel que yo fui
Y que sintió de otro modo
Y que vivió de otra manera.
Y si hay que esperar, se espera
Para que el otro, recortándose
en la sombra del patio olvidado
Me pida que regrese.
Entonces, con pocas cosas
Emprendo el viaje hacia ese pasado
Que se ubica en el extremo futuro.
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viernes, 10 de julio de 2009
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4 comentarios:
Con aire de bosque lejano recorriendo la piel. Para que el otro recortándose en la sobra... me pida que regrese.
El opaco vacío en su silencio atronador... me pide que regrese.
El aire de bosque lejano recorriendo la piel me adentra en el laberinto.
El otro recortándose en la sombra, es el minotauro.
¿Quien soy yo?
mirellita, el otro lo alcanzmos en la claridad de la sidrería de Antón Martín
Y una vez que emprendo el regreso, qué ocurrirá con este presente?
¿Se transformará nuevamente en futuro que ya fue?
Mercedes, el regreso no va a ningún tiempo, va a ese Ahora donde está el que fue y el que será.
O sea el que siempre es
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