El encuentro debe ser en la sala
En ese espacio que el sol lo niega.
Ese suelo eternamente nublado
Ese patio con plantas ocupadas por el silencio.
El encuentro ha de estar preparado
Con riguroso secreto
Puede ser a la mañana o a la tarde, nunca al mediodía.
Todo ha de estar limpio, con cierto sentido
del amor a la nada.
Con aire de bosque lejano
recorriendo la piel.
El encuentro es con el otro.
Aquel que yo fui
Y que sintió de otro modo
Y que vivió de otra manera.
Y si hay que esperar, se espera
Para que el otro, recortándose
en la sombra del patio olvidado
Me pida que regrese.
Entonces, con pocas cosas
Emprendo el viaje hacia ese pasado
Que se ubica en el extremo futuro.
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viernes, 10 de julio de 2009
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