A ver si de una vez por todas podemos negociar con nuestro yo que no para de decirnos lo que hay que hacer, lo que hay que hablar, y para colmo lo que hay que pensar.
¡¡Jamás!!, hacer caso a esas sectas o religiones que recomiendan aniquilar el yo. Porque a la mínima intención de tocarlo el Yo crece y se hace YO, YO, YO. YO
Creo que el mejor sistema es invitarlo al bar a tomar unos vinos, y al rato el yo, José, se pone en ese estado “semipedotoso” (Maco sentence) y pronto se larga a reír y a soltar todo tipo de disparates hasta la cuarta copa cuando con voz gangosa empieza a declarar eso de que está contento con la vida, y otras cosas por el estilo
A partir de esa fiesta el yo se nos hace amigo por fin y solito sin darse cuenta se mete en el bolsillo.
Cabe entonces la posibilidad de que ese yo, José, o como se llame, se asome entre los botones de la camisa, o se asome por la bragueta o se asome por la botamanga, y nos pregunte: … ¿Y ahora qué hago?
La respuesta será imposible. Porque nosotros al no tener yo, no vamos a poder ni siquiera decirle;
¡qué sé yo!, búscate la vida.
sábado, 1 de diciembre de 2007
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3 comentarios:
lo malo es que a la mañana siguiente, cuando pasa el efecto pedotoso, el yo está ahí de nuevo... bueno tomaré otro vinito... hip!
Mi yo no se si está o se fue. He repartido mi vida entre hermanos, amigos, padres, hijas, marido, compañeros de trabajo, vecinos, etc.
No se si queda algo de mi yo orginal. No se si "yo" soy yo u otra persona al que le lavaron su yo para insertarle otro... o será que el mío fue mutando con los años y las situaciones. Es eso posible?
Yo a veces ni me encuentro... y resulta fascinante...
Me busco sin parar y buscando y buscando doy a parar con blogs como éste, y entonces pienso que, aunque siga sin encontrarme, quizás ha merecido la pena buscar.
Y si creo conocerte, estoy hasta orgullosa.
Y si me equivoco... también :)
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